Nota del editor de este Blog
Por Beniezu
Catalunya, Un territorio con
identidad nacional propia juntamente con otros nacionalidades, Euskal
Herria, Galicia etc. no reconocidos por el Gobierno de Madrid que solo
reconoce a la España heredada de Franco. Aquella de "Una
grande y libre". Y esta realidad intransigente del Gobierno de Rajoy no es
que sea un capricho de los fascista emperrados en que no se rompa aquella
unidad que fue conquistada y santificada por el dictador Franco, ya venía
instituida por aquellos llamados Reyes católicos que tuvieron la
genial idea unificar la península en un solo reino, idea que la impusieron a
sangre y fuego en todo el territorio menos en Portugal, donde no pudieron
hacerlo. Y llego Franco, “por la gracia e dios”así lo han proclamado sus adictos, y saco a relucir la “sagrada unidad de España”
Y aquella “unidad”forzada propia de épocas de conquistas y reinados heredados y demás
chanchullos dinásticos, que hacían y deshacían reinos condados principados etc., Eran cosas propias de otros
tiempos donde no tenían gran significado los idioma, culturas y demás bagajes de identidad
de los pueblo, el más fuerte hacia suyos
los territorios y punto. Pero los
tiempos cambiaron y lo que entonces no se podía y no era lo más esencial por lo
que luchar, hoy si lo tiene y los pueblos que fueron absorbidos y ninguneados tienen
todos los derechos del mundo por recuperarlos.
Y tras la muerte del dictador,
sus herederos, quieren salvar sus legados, pero sus razones, aunque nos hagan
creer que son subliminares, tipo por la“grandeza de España” y similares. Nada de eso, sus intereses son mas crematísticos, son
la de salvar este Estado neo franquista
del cual las castas y elites neo franquistas se llevan nutriendo casi ochenta años.
Porque hay una realidad, un antes y un después
del Referéndum de Catalunya, gracias a las patochadas de Rajoy y el “después” ya ha comenzado y va ser el
fin del comienzo de la farsa de la Transición, pues todas sus contradicciones, se
van a ir agravando radicalmente.
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Copiado del Blog "MISION VERDAD"
Por
Resulta bastante complicado resumir
en unas cuantas claves un conflicto que se remonta a siglos atrás, y sobre el
que probablemente se hayan escrito bibliotecas enteras.Sin embargo, sí que podemos establecer algunas ideas básicas que permitan a quien lee estas líneas hacerse
una idea de los antecedentes y naturaleza de un conflicto que está copando la
agenda de debate político en toda España, llegando a desplazar "el conflicto
en Venezuela" de las portadas de los periódicos españoles (cosa que hasta
ahora parecía imposible).
1. La cuestión nacional nunca se ha resuelto en el Estado español
La construcción histórica del Estado
español, al contrario de lo que ocurrió en otros países europeos como Francia o
Italia, no nace de una revolución liberal encabezada por una burguesía que
construye la nueva institucionalidad sobre las cenizas del régimen feudal. Por
el contrario, éste nace como fruto de una serie de uniones dinásticas
medievales y guerras de conquista, que impusieron la hegemonía del reino de
Castilla sobre el resto de reinos (y pueblos) que existían en la península
ibérica con la única excepción de Portugal.
Esta singularidad histórica, la no
existencia de una clase burguesa en el poder que impulsara la construcción de
un sentimiento nacional español como base ideológica fundamental en la creación
del "Estado-nación", es la que ha permitido que a lo largo de la
historia hayan coexistido diferentes sentimientos nacionales dentro de un mismo
Estado.
La idea de "nación
española" fue especialmente impulsada y reconfigurada por la dictadura
franquista. Los "símbolos patrios" que se reivindican desde esta
construcción del nacionalismo español están basados en elementos netamente
reaccionarios, como son la monarquía y la Iglesia católica. Se intenta generar
por tanto un sentimiento nacional excluyente, con nostalgia imperial, que choca
de manera frontal con los nacionalismos periféricos (catalán, vasco,
gallego...etc), a los que además reprime políticamente.
2. Las dos caras del nacionalismo catalán
Si bien históricamente el
nacionalismo en Cataluña surgió principalmente como expresión política de la
defensa de los intereses propios de su burguesía (que siempre ha tenido intereses
diferenciados pero no antagónicos con los de la oligarquía representada en el
gobierno en Madrid), la situación anteriormente descrita ha llevado a gran
parte de la izquierda catalana a articularse desde la reivindicación
nacionalista, bajo el discurso de "autodeterminación, independencia y
socialismo".
Así, las organizaciones de la
izquierda catalana son las que han sido tradicionalmente definidas como
"independentistas", dado que su estrategia política pasa por un
proceso de ruptura con el Estado español que pueda desencadenar un proceso
constituyente propio en Cataluña, y la proclamación de una república catalana
independiente como paso fundamental en la construcción del socialismo.
Por el contrario, las organizaciones
de la derecha solían autodenominarse como "soberanistas" o
"catalanistas", dado que desde la reivindicación de la existencia de
la nación catalana, nunca hasta ahora habían apostado por un proceso de ruptura
con España, sino por la negociación de un mayor autogobierno que el resto de
territorios del Estado. Esta había sido hasta ahora la posición hegemónica
dentro del nacionalismo catalán, y que llevó a CIU a controlar las
instituciones políticas catalanas de forma casi ininterrumpida desde la salida
de la dictadura franquista.
El
gobierno español amenaza con represión mientras la derecha catalana pasa
factura política
3. El papel de la burguesía catalana en el post-franquismo
La derecha catalana resultó ser una
pieza fundamental en el pacto de élites que dio lugar al régimen que se constituyó
tras la muerte de Franco y el regreso de la monarquía borbónica. Partidos como
CIU (ahora PDeCAT) han sido actores clave en la estabilidad del régimen
político emanado de la constitución del 78, actuando como muleta de los
diferentes gobiernos del bipartidismo turnista del PP y el PSOE.
Las clases dirigentes en Cataluña,
lejos de sentirse oprimidas por el Estado español, han sabido hacer valer su
peso político para lograr privilegios hacia sus intereses, al tiempo que
ofrecían su apoyo en la aplicación del proyecto neoliberal para el conjunto del
Estado. Podría decirse incluso que el gobierno catalán controlado por su
derecha nacionalista, ha sido un alumno aventajado de la Unión Europea a la
hora de aplicar recortes en presupuestos públicos y gasto social en educación y
sanidad, aplicando las "políticas de austeridad" en su territorio y
apoyando al PP en su aplicación al conjunto del Estado.
Es decir, que el nacionalismo catalán
de derecha ha sido una pata más del régimen del 78, que como tal ha participado
de sus negocios legales e ilegales y no se ha librado de la corrupción que
infecta la práctica totalidad del sistema político, que alcanza a la monarquía,
el poder judicial, los parlamentos regionales, ayuntamientos municipales, etc.
Una prueba de ello fueron las declaraciones de Jordi Pujol (el presidente más
longevo del gobierno catalán), que al ser investigado por una trama de
corrupción por parte del gobierno español, llegó a amenazar a quienes le
interrogaban diciendo "si caigo yo, caeremos todos".
4. La actual coyuntura: un desafío que se descontroló
El actual repunte del conflicto
nacional en Cataluña tiene su inicio en una arriesgada maniobra política de la
derecha catalana, que ahora parece no poder controlar. El presidente del
gobierno catalán decidió reunirse con Mariano Rajoy para exigirle "un
nuevo pacto fiscal" que permitiera a Cataluña tener un mayor control sobre
sus cuentas. La negativa del gobierno de Rajoy a sentarse a conversar sobre
algo que "daría a los catalanes una situación de privilegio sobre el resto
de españoles" llevó a la derecha catalana a endurecer su discurso acusando
al gobierno central de no reconocer a Cataluña como una realidad nacional que
merece una situación jurídica diferente a la de otros territorios.
El gobierno de Rajoy se enrocó en una
postura inmovilista, y el gobierno catalán decidió tensar la cuerda anunciando
que convocaría una consulta popular en la que preguntaría a la ciudadanía si
quería que Cataluña fuera un Estado, y que si quería que este Estado fuera independiente
o federado a España. Ante este anuncio el gobierno del PP se niega a iniciar
cualquier tipo de diálogo político, y amenaza con dar fin a la situación
simplemente por la vía policial y judicial.
El PP ve cómo su discurso de
nacionalismo español frente a Cataluña logra estabilizar su caída en apoyo
electoral en las encuestas, por lo que la persecución a cualquier tipo de
consulta popular se convierte en su principal caballo de batalla; al mismo
tiempo, la derecha catalana (que perdía apoyo por sus recortes en gasto social)
también ve cómo la agudización del conflicto le permite crecer en las
encuestas.
Comienza una escalada de tensión
política y amenazas, con un gobierno catalán decidido a celebrar el referéndum
mientras el gobierno de Rajoy amenaza con intervenir las instituciones
catalanas y ponerlas bajo el control de Madrid.
La insensatez del gobierno de Rajoy,
contento con el rédito político que este conflicto le estaba dando a su partido
en el resto de España, le ha llevado a generar un relato de "golpe de
Estado, sedición y rebelión" para justificar la acción más autoritaria que
se ha visto en este país desde la dictadura. Esta postura política ha
demostrado ser una verdadera "fábrica de independentistas", dado que
la exaltación de ese nacionalismo español excluyente, junto con las formas
autoritarias del gobierno central, han llevado a millones de catalanes que no
apoyarían la independencia en un principio a verla como la opción más deseable.
Cuesta
creer que la burguesía catalana esté verdaderamente dispuesta a un proceso de
ruptura total
5. Un choque de trenes que oculta el conflicto de clase
La crisis económica en España trajo
consigo también una crisis política, y la pérdida de legitimidad de las
instituciones del régimen del 78. Durante todos estos años hemos asistido a un
clima de conflictividad social ante el recorte de derechos laborales, el mayor
desempleo de Europa y el aumento de las políticas represivas del Estado. El
conflicto de clase pasaba a la primera línea del debate político y se
materializaba en huelgas, marchas multitudinarias y una considerable pérdida de
apoyo electoral al bipartidismo. La hegemonía política de la derecha, tanto
española como catalana, se encontraba en total retroceso; hasta el punto de que
las Alcaldías de Madrid y Barcelona fueron tomadas por candidaturas unitarias
de la izquierda.
La centralidad que actualmente ha
adquirido la cuestión nacional pone a la izquierda política ante una situación
de debilidad. Por un lado, dificulta establecer alianzas entre la izquierda
catalana y la del resto del Estado, y dentro de Cataluña, entre la izquierda
independentista y la no independentista. En Cataluña el "proceso de
independencia" está siendo dirigido desde la derecha, y en el resto de
España la izquierda pierde peso y se encuentra dividida y confundida, al no
tener una postura clara y bien definida sobre el modelo de Estado que quiere,
ni en cómo encajar en los sentimientos nacionales que existen dentro de España.
Por otro lado, las dinámicas de
propaganda de guerra que están adquiriendo los grandes grupos de comunicación,
y la falta de propuestas concretas que den una solución política y negociada
están llevando a una situación peligrosa.
6. La represión genera un nuevo marco político tanto en Cataluña como en
el resto de España
Lejos de paralizar el referéndum, el
gobierno catalán ha comenzado a realizar las gestiones para su celebración, y
el gobierno de Rajoy ha decidido cumplir con su palabra. Ha enviado a miles de
guardias civiles, un cuerpo policial pero de naturaleza militar, con la
supuesta intención de evitar que se celebre el referéndum el próximo primero de
octubre. Con la excusa de "neutralizar las papeletas" ha comenzado
una oleada de registros masivos a imprentas, locales sociales, sedes de
instituciones catalanas y sedes de partidos políticos independentistas. No sólo
ha requisado papeletas, sino también propaganda electoral y política, lo que
supone la criminalización de una idea política.
Esta situación está generando un
marco de ruptura y desobediencia civil de Cataluña, que está creando entre
muchos la ilusión de que una ruptura real y la constitución de una república
catalana independiente es posible. Pero cuesta creer que esa situación sea
posible por dos cosas: la primera es que el gobierno de Rajoy está totalmente
dispuesto al uso de la fuerza policial para suspender las instituciones
catalanas, con una constitución heredada del franquismo que se lo permite; la
segunda es que cuesta creer que la burguesía catalana esté verdaderamente
dispuesta a un proceso de ruptura total, que podría llevarle a tener años de
aislamiento internacional y no reconocimiento de la Unión Europea, y la
repercusión que eso tendría sobre sus negocios transnacionales.
Por desgracia, el choque de trenes
cada vez más parece apuntar a una situación de represión política masiva en
Cataluña sin capacidad de respuesta popular, y a una cierta recomposición de la
legitimidad del régimen del 78 con base al ensalzamiento del nacionalismo
español, que como ya se ha explicado, a día de hoy sólo tiene una lectura por
la derecha.
Al fin y al cabo, la historia desde
la que se construye el actual nacionalismo español ha celebrado siempre la
"represión al rebelde que se alza contra España", y esa idea se
incrustó en la mente de la sociedad española durante 40 años de dictadura
nacional-católica.
http://misionverdad.com/trama-global/espana-en-crisis-seis-claves-para-entender-el-conflicto-en-cataluna