Pienso en el gran problema que supone que a gran parte de
la humanidad nos sean privados intencionadamente, por el llamado poder mediático ( PM ), de la necesaria
información que la sociedad precisa sobre
las agresiones y barbaridades que se cometen contra el ecosistema y la
fauna, sobre todo la humana ,en nuestro planeta Tierra.
También es
un gran problema, consecuencia de esta
desinformación, el que no se sepa priorizar las sensibilidades solidarias,
porque todo el mundo tiene algo de sensibilidad incorporada, solo que no lo
suficientemente informada y encauzada. Y esta escasa y manipulada
información es lo que hace que aquella gente sensible al
sufrimiento ajeno, no tome conciencia, o
la toma indebidamente, de la auténtica situación que vive el paneta y por tanto
a la hora de definir la prioridad de donde poner su atención y dedicación, lo
normal es que lo haga erradamente e involuntariamente, claro, pues está siendo
manipulado. Y así estamos llegando al verdadero problema que es no saber priorizar donde aplicar nuestras nobles energías solidarias para combatir las injusticias y abusos de otros. Porque no creo que nadie en sus cabales pueda afirmar que no debería ser prioritario preocuparnos por los seres de nuestra propia especie, la humana, antes que de otras especies. Esto es un reflejo instintivo en todas las especies de nuestro planeta, con la finalidad de preservar la pervivencia de la propia especie.
Las otras especies depredadoras se alimentan de carne de otros animales vivos, tras previo ataque y muerte de estos, pero raramente de su propia especie, no luchan entre ellos para devorarse, solo en situaciones límites. Y estas prácticas son naturales e instintivas, equilibradas por la propia naturaleza. Solo matan para alimentarse y preservar su especie.
Quizás la nuestra sea la única especie terráquea que no solo parece que hemos perdido ese instinto de conservación sino que a veces algunos grupos sociales llegan a la mismísima degeneración y a prácticas puramente depredadoras con su propia especie, no en el sentido de practicar canibalismo, sino en el de practicar la agresión la muerte el genocidio y hasta el holocausto como su “modus vivendi” para el enriquecimiento de su propio grupo.
Y estamos hablando de aquellos que hacen de las guerra, las matanzas y las hambrunas, que provocan millones de muertos humanos. Una práctica “comercial” de gran rentabilidad, y no solo el comerciar con armas mortíferas, sino que detrás de toda esas miseria de guerra y desolación siempre hay un interés económico, oculto y tergiversado, claro, no interesa hablar de ello .Siempre tienen las disculpas de que el causante de la guerra es un Dictador psicópata de turno, de las intervenciones humanitarias, o bien la noble misión de llevar el progreso y la democracia a “aquellos” lejanos países incultos y atrasados. Pero muy ricas en minerales estratégicos e hidrocarburos.
La primera y la segunda guerra mundial fueron provocadas por la voracidad de las oligarquías nacionales europeas. Alemania, la hegemónica sobre todas ellas, estaba decidida en dominar los mercados mundiales y controlar los recursos minerales y energéticos, sobre todo en África que ya previamente se la habían dividió entre las potencias económicas europeas más fuertes, tras ir dejando cientos de miles de muertos de “insignificantes negros “que se resistían a la esclavitud y al latrocinio. En realidad son guerras a muerte entre potencias económicas, depredadores sanguinarios de nuevo cuño, para quedarse con el mejor botín. Con el “detalle” de que no son ellos, las grandes oligarquías capitalistas los que ponen los muertos. Ellos solo se aprovechan, como los vampiros, de su sangre, pues suele ser un negocio rentable.
En el mundo, sería mejor decir, “tercer mundo” ese mundo que parece olvidado y abandonado para los informativos occidentales, no lo está tanto para las grandes empresas, multinacionales que explotan sus recursos de forma inhumana, en complicidad con sus Gobierno corruptos. les interesa mantener la imagen de esos países en el más absoluto oscurantismo por el escándalo que supondría para los países “civilizados” de occidente conocer las miseria e injusticias que ocurren allí , que se traducen en hambre, miseria, desnutrición, enfermedades , genocidios, cientos de miles de muertos. Situaciones que en los países desarrollados ya olvidaros como pudieran ser eso.
Estas oligarquías son conscientes de lo problemático que supondría el conocimiento de esa sangrante realidad para tantas y tantas personas sensibles al sufrimiento humano ajeno y por lo tanto susceptibles de actuar contra esos abusos. Es decir en contra de sus intereses. En realidad este impulso de piedad y solidaridad tiene una explicación antropológica y es el del instinto de conservación de la especie humana que también subyace en nosotros.
Que quizás tendrá su origen en aquellos incipientes Homo sapiens del cuaternario que se agrupaban en las cavernas aterrorizadas por un mundo hostil que los rodeaba. Donde se forjaría el instinto de conservación de grupo. Obligados a supervivir, casi sin armas ni alimentos ni abrigo, aun sin haber descubierto como crear el fuego. Con enemigos desconocidos al acecho, estaban obligados arroparse mutua y solidariamente formando una piña para fortalecerse y poder enfrentarse al acecho de sus enemigos naturales.
La unidad y la solidaridad con el grupo eran vitales para su existencia. Y así ha llegado a nuestros días aquel instinto primario convertido en un sentimiento noble e humano de identificación con nuestra propia especie, y qué duda cabe es también una reafirmación de la propia integridad de la especie humana, de la parte mayoritaria de nuestra especie, en contraposición de determinados grupos minoritarios oligárquicos, pero con gran peso de dominio político y de manipulación ideológica, que con sus también instintos primarios depredadores y destructivos, denigran la integridad de la naturaleza humana.
Pero dejemos de momento el instinto depredador de la oligarquía financieras capitalistas, para centrarnos de nuevo en las asociaciones de índole piadosa hacia el sufrimiento, la protección y la explotación del reino animal, que son muchas y variadas en forma de asociaciones, fundaciones, ONG etc. Muchas de ellas financiadas por filántropos y manos anónimas.
Aunque también muchos de estos grupos son sinceros y auténticos, en este terreno de la protección animal también tenemos la penetración de elementos camuflados del Sistema, para su manipulación sigilosa. Empleando sus recursos para financiar y consolidado el grupo, y dirigir todo ese potencial de solidaridad y rebeldía de sus integrantes contra las injusticias que se cometen contra los animales, pero en abstracto, sin incidir demasiado en sus causas como podría ser las del enriquecimiento rápido a costa del sufrimiento animal. Ganancia a toda costa, principio básico del Sistema capitalista, podrían ser en el caso de la cría y tratamiento de carne bovina, porcina, avícola etc. en granjas masificadas y mecanizadas
En principio habría que desconfiar en aquellas asociaciones piadosas con los animales que utilizan mucha estructura y aparato financiero en sus campañas
Pues hay un interés especial por este Sistema neoliberal que se sustenta y se enriquece de la guerra y la rapiña en neutralizar alejar y esterilizar las inquietudes humanitarias y solidarias de tantas gentes de buena voluntad y sentimientos.
La prensa
Occidental de aquellos países de su
onda, controlado por multinacionales de
la información, evita totalmente hablar
de sus atrocidades, es lógico que actúen así, nadie habla en contra de sus
intereses, es más, mienten descaradamente. Con esta actitud su función es
doble, mienten y ocultan hechos y por otra intentan desviar sentimientos humanitarios y solidarios encarrilándolos
y dándoles salida hacia el mundo animal
Y así,
exclusivamente por desorientación y desconocimiento de realidades sangrantes y
atroces que están ocurriendo en nuestro mundo, y son provocadas por las
oligarquías que dominan el Mundo Occidental, las nuestras, parece que ay que dar salida a nuestros
nobles y solidarios impulsos en preocuparnos de las vacas, focas, ballenas etc.Y sin ánimo de menospreciar a nadie, pues muchos de esos discursos no dejan de tener su fundamento, pero mi argumento es que no es pertinente desviar tanta energía en ello ni tampoco el escenario adecuado para hacer del tema una batalla que absorba nuestras energías solidarias fundamentalmente por razones de agravio comparativo y por cuestión de prioridades, por ser más apremiante humano y necesario prestar nuestra atención en aquellos seres, de nuestra propia especie, que más nos necesitan. Y estoy hablando de hambruna, genocidios matanzas de cientos de miles de seres humanos indefensos ante las brutalidades provocadas por la avaricia de la acumulación del vil metal.
Desde el punto de vista comparativo, me parece una descomunal indecencia fomentar y desviar nuestras nobles anergias e impulsos solidarios que deberían ser con la propia humanidad, y no hacia el sufrimiento de otros seres ajenos a nuestra especio. Y no me estoy refiriendo a los activistas envueltas en esta tareas, que suelen estar generalmente desorientados y manipulados, sino a los promotores de ellas pues normalmente sus oscuras intención, como hemos visto, no suelen ser tan nobles.
Incluso no es nada honesto actuar así por desorientación, cuando se olvida e ignora la monstruosa depredación humana que el sistema neoliberal consumista capitalista está haciendo con millones y millones de seres humanos. Más bien suena a un escapismo de responsabilidad individual al compromiso político , que con esa actitud que abunda mucho en ciertos sectores llamados “progres” lo que están haciendo es desviar su mala conciencia hacia actividades llamadas “apolíticas “que no comprometen.
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